sábado, 27 de febrero de 2021

¡Que la CUT se meta a fondo en el conflicto de Sintraime Soacha! ¡Denunciamos los hostigamientos por parte la policía a cargo de Duque y del también uribista alcalde Saldarriaga!

El pasado 5 de febrero, frente a las instalaciones de la Procuraduría General de la Nación, tras 18 meses en huelga, los trabajadores adelantaron un mitin, para que esta institución vigilara el proceso de liquidación de la empresa SAC Estructuras Metálicas SA, para la cual laboran. Liquidación de oficio de la empresa, solicitada por los trabajadores a la Superintendencia de Sociedades ante el impago de las obligaciones de su empleador desde agosto de 2019. Este proceso inició con el  auto de notificación a la empresa y a las instituciones correspondientes, el 30 de noviembre de 2020. Pero, la patronal alegó -cumplidos los términos, y sin haber aportado los documentos requeridos- “no haber sido notificada” y tener en marcha un proceso de liquidación voluntaria desde el 3 de diciembre de 2020. Maniobra con la que trata de quedar con el mango de la sartén en sus manos, porque entonces los peritos y el control de todo el proceso estaría a su cargo, poniendo en riesgo el pago efectivo de la deuda con los trabajadores.

Ahora bien, en el contexto del incremento de la violencia contra líderes sociales y sindicalistas en el país, de lo cual, el gobierno Duque es responsable político, porque fomenta la estigmatización de la lucha reivindicativa de los trabajadores y explotados, mientras los aparatos paramilitares azotan impunemente con masacres al país; sucede que, días después, el 11 de febrero, los compañeros fueron blanco de un hostigamiento por parte de la policía; les ubicaron una patrulla a escasos metros de la carpa a las afueras de la fábrica, acción que se repitió dejando ver cómo grababan y fotografiaban a los compañeros[1].  Esta situación, además de ser posterior al mitin en la Procuraduría, ya tenía un antecedente en octubre de 2019; patronal y policía intentaron extraer materiales del interior de la bodega a altas horas de la noche, por la puerta de atrás, generando un enfrentamiento físico con los trabajadores al momento en que estos se percataron de lo sucedido.





A pesar de tanta adversidad, la huelga se ha mantenido. Por eso llamamos a las Centrales Obreras, especialmente a la CUT, donde se ubica Sintraime (Sindicato Nacional de la Industria Metal Mecánica, Metalúrgica y Ferroviaria), en Bogotá a la ADE y a Fecode, y en Soacha a ADEC- Soacha, a que brinden un apoyo sistemático a la carpa y su sostenimiento, así mismo que aporten todo el conocimiento y acompañamiento para enfrentar el conflicto.

A los compañeros que voluntariamente desde distintas organizaciones han aportado a la lucha, les saludamos e invitamos a seguir haciéndolo, y también a que dialoguemos si debemos hacer eje en exigir que exista una política consciente de solidaridad de las grandes organizaciones obreras del país.

 

¡Exijámosle a la CUT que se la juegue a apoyar el conflicto a fondo!

¡Fecode, la ADE y ADEC- Soacha que lo asuman como tarea de solidaridad permanente!

¡Solución a las demandas de Sintraime Soacha! ¡Cese a los hostigamientos por parte la policía a cargo de Duque y del también uribista alcalde Saldarriaga!



[1] No perdamos de vista que el Uribista alcalde de Soacha también atacó a la Minga en su momento al impedir su arribo al municipio, contrastando con los miles de soachunos que los recibían en medio de una larguísima calle de honor. No olvidemos tampoco la terrible masacre de septiembre de 2020, de ocho personas al interior de un CAI en Soacha que, primero intentó ser ocultada bajo un manto de silencio, que dos meses después conocidos los hechos la policía también negó, y que hoy, gracias a testigos y pruebas de video se ha comprobado de forma irrefutable la actuación intencionada de los policías. Sin embargo, los dos patrulleros serían cobijados con medidas de casa por cárcel. https://www.contagioradio.com/casa-por-carcel-a-policias-implicados-en-muerte-de-8-personas/




lunes, 22 de febrero de 2021

Por el derecho a la salud de los trabajadores en Colombia ¡Abajo la ley 100 de 1993! ¡Muerte a las EPS´s!

     De acuerdo con la psiquiatra Carolina Corcho, el problema fundamental de la salud en Colombia es el sistema privatizado movido por el ánimo de lucro, acaecido con la ley 100 del 93. Sistema que se fundamentó materialmente en la expropiación por parte de privados de una gran cantidad de dinero público de los trabajadores que hacen sus aportes ($40 billones al año). Esta ley se impuso bajo el interés encarnado en Álvaro Uribe Vélez de favorecer al sector financiero, representado en el grupo Aval y el Sindicato Antioqueño.

Al comienzo, el interés se reducía a la pensión de los colombianos, pero forzaron que se privatizara también la salud, porque se dieron cuenta que las EPS eran el vehículo ideal para que el sistema financiero captara más plata. Es un hecho que, la mayoría de los recursos captados por las EPS, llegan a Bancolombia y los gastos de prestación de servicios al Grupo Aval.

Basados en la misma doctora Corcho, con todos estos recursos disponibles, estos parásitos lograron un enorme control político gracias a las inversiones millonarias en pauta publicitaria, lobby en el congreso y la colocación de representantes directos suyos como ministros y superintendentes de salud. La vicepresidenta de la Federación édica Colombiana, denuncia una puerta giratoria en la cual, los mismos superintendentes transitan a gerentes de las EPS y viceversa. Por lo tanto quienes deberían controlar son los mismos que agencian este robo a los trabajadores colombianos. Para constatarlo, un caso que encontramos es el del superintendente Fabio Aristizábal Ángel quien ha sido gerente de aseguradoras, corredor de seguros, asesor del expresidente y senador Álvaro Uribe y coordinador programático de salud de la campaña –nada más y nada menos que- ‘Duque Presidente’.

Podemos decir categóricamente: las EPS’s son parásitos al servicio del capital financiero, lo que importa es la ganancia, no la salud. Muestra de ello, dice Corcho es que “generan más de 200 mil tutelas al año tutelando el derecho fundamental a la salud y más de un millón trescientas mil muertes evitables entre 1998 y 2010, según cifras oficiales del Instituto Nacional de salud”[1].




Ahora en la pandemia, estas sanguijuelas dejan ver cómo anteponen el lucro a la salud ya que en sus manos, las pruebas Covid que se hacen en Colombia, están muy por debajo de lo necesario: en el país se hacen de 3 a 5 pruebas por individuo contagiado, cuando se deberían hacer cerca de 50 a 100 pruebas. A otra escala, hay 15 mil contagios diarios y apenas se realizan 45 mil pruebas, muy por debajo de las 100-150 mil pruebas que debería estarse realizando diariamente.

Y frente a la necesidad de tener una vacunación masiva, el pronóstico no es bueno: nos tropezamos nuevamente con las EPS, encargadas de administrar las dosis. Y son más que un tropiezo, las EPS son las culpables de la situación actual; no tienen en su prioridad la atención primaria, o sea, preventiva; en aras de la ganancia engavetaron 70 mil pruebas PCR, y son las responsables de la demora en la entrega de resultados a los pacientes. Según el periódico El Tiempo:

 

Un informe de la Superintendencia de Salud indica que, de las 746.387 quejas, peticiones y reclamos contra EPS recibidos desde el 1° de marzo del 2020 hasta el 17 de enero de este año, 91.965 fueron por temas relacionados con Covid (…) Hoy hay documentadas 36.177 quejas por demoras y las cinco zonas que las concentran son Bogotá (12.992 quejas), Valle del Cauca (4.100), Antioquia (3.754), Atlántico (3.517) y Cundinamarca (1.900). (…) En cuanto a la demora en la toma de la muestra –ya sea porque no la han programado o no han ido a practicarla–, se han registrado 38.510 quejas.

Las cinco zonas que encabezan la lista son Bogotá (14.174), Antioquia (4.989), Atlántico (3.716), Valle del Cauca (3.653) y Cundinamarca (2.299).

 


Por otro lado, la ruina de los hospitales públicos y de sus trabajadores no tiene otros culpables. La Asociación Colombiana de Hospitales y Clínicas dice que.

 

Las deudas a los hospitales y clínicas, por prestación de servicios de salud, superan los $11,2 billones de pesos, con una morosidad del 61,3%, así lo señala el más reciente estudio de cartera hospitalaria, (…), con corte a diciembre de 2019, en una muestra de 215 entidades públicas y privadas de todo el país.

 

De esa deuda, la parte que corresponde a las EPS se muestra a continuación, de acuerdo al mismo informe:

 

Las EPS del régimen contributivo adeudan $4,8 billones aproximados (…) La cartera de las EPS en operación de este grupo es de $ 3.9 billones, y las principales entidades deudoras de este régimen son: Nueva EPS con $1.3 billones de pesos aproximados y el 58,5 % de la deuda en mora; Medimás EPS SAS con $638.582 millones y una morosidad del 62,4 % y Coomeva EPS que debe $586.820 millones y una mora del 80,7 %.

Respecto a la deuda de las EPS del régimen subsidiado, supera los $ 2.9 billones, (…) La cartera de las EPS en operación en este régimen asciende a los $2.4 billones y la mayor deudora de este grupo sigue siendo la EPS mixta Savia Salud o Alianza Medellín Antioquía S.A.S, con un monto total de $ 621.655 millones, donde el 69,9 % corresponde a cartera en mora, seguida de las EPS-S privadas en operación, Asmet Salud ESS con $ 286.494 millones y un 56,3 % de cartera vencida a diciembre de 2019 y Coosalud, con $ 257.431 millones y un 57,7 % en mora[2].

 


La necesidad es clara, el tratamiento de la pandemia como el manejo regular de la salud no puede seguir en manos de estos chupasangre. Sustentado en esta deuda y la crisis que genera en el sistema hospitalario del país, Juan Carlos Giraldo, el Director de la ACHC pide el fin parasitismo de las EPS´s:

 

A su vez, las peticiones de la Achc a la Supersalud en lo referente al proceso que se adelanta con Medimás se centran en que intervenga inmediatamente los recursos de la EPS a través del giro directo, que la Adres tenga ese dinero y que sea girado más de 90% directo a la red prestadora de servicios.

“ojalá se pueda hacer la máxima apropiación de recursos y unos mecanismos claros, que la implementación sea inmediata y que los recursos lleguen inmediatamente a donde está la cartera. Ojalá decidan pronto para que la plata no se la queden las EPS, sino que fluya directo a los hospitales[3]

 

No extenderemos más la denuncia. Solo para no dejar desapercibido, señalemos una vez más a las EPS´s y a todo el régimen de la ley 100, como los culpables de la precarización laboral de los trabajadores sanitarios del país, desde enfermeras, médicos y especialistas. Además toda esta situación condujo a que sus sindicatos fueran destruidos y al asesinato de al menos 112 dirigentes médicos y 493 amenazados a manos del Ejército Nacional y los paramilitares en los pueblos y zonas rurales.[4]

Lo anterior, y en correspondencia con los dictámenes de diversas organizaciones médicas y de personalidades científicas nacionales, la ley 100 y sus engendros –las EPS´s- deben desaparecer. La voracidad de ganancias no puede ser más la base del sistema de salud, debe haber una reforma estructural donde lo privado no sea el 90% y lo público el 10% a nivel nacional. La actual catástrofe lo exige de inmediato. La propuesta Colombia un solo hospital incluye que el Estado se haga cargo directamente del sistema hospitalario y la formalización laboral del cuerpo médico, dando fin a la intermediación en salud y a la tercerización laboral. Apoyamos esta y otras propuestas de los gremios médicos, y junto a ellos decimos:

 

¡Abajo la ley 100 de 1993!, ¡Muerte a las EPS´s!

¡Salud administrada directamente por el Estado!

¡Contratación directa con el Estado y digna para los trabajadores de la salud!



[1] Pandemia: entre el colapso del sistema de salud y el negacionismo.

[2] Las deudas a hospitales y clínicas superan los $11,2 billones de pesos

https://achc.org.co/las-deudas-a-hospitales-y-clinicas-superan-los-112-billones-de-pesos/

[3] Las EPS que tienen las mayores deudas en mora con los hospitales y clínicas del país. https://www.larepublica.co/empresas/las-eps-que-tienen-las-mayores-deudas-en-mora-con-los-hospitales-y-clinicas-del-pais-2858627

[4] Carolina Corcho: PANDEMIA A LO COLOMBIANO

https://www.youtube.com/watch?v=EnzppzAV1Bs

lunes, 15 de febrero de 2021

LA OFENSIVA DEL TERROR SE PROFUNDIZA

 

 En lo que va corrido del 2021 se recrudece la política del terror sobre la población juvenil, popular, campesina, negra e indígena. Según cifras de Indepaz, a febrero 13 del presente año, suman 12 masacres (42 personas en total), 22 asesinatos a líderes sociales y ambientales y 8 excombatientes de las FARC asesinados. Este panorama no es muy alentador: tan es así, que la JEP alerta que el 2021 ha tenido el inicio de año más violento desde la firma del Acuerdo de Paz, y analistas políticos como Ariel Ávila pronostican que este año, al ser preelectoral, la situación puede hacerse aún más aguda.

Después del triunfo del NO en el plebiscito por la paz del 2016,  y la posterior firma del Acuerdo de paz, se ha desatado una ola de muerte en todo el país, lo cual tomaría aún más fuerza desde el ascenso de Duque a la presidencia. Los asesinatos y amenazas a manos de bandas paramilitares pasaron a la ofensiva, el gobierno por su parte trata de maquillar las cifras, o responsabiliza a las disidencias de las FARC y al ELN, pero lo cierto es que los índices de asesinatos y ataques contra líderes sociales y excombatientes siguen en aumento.

 Es clara la complacencia del gobierno Duque con la violencia militar y paramilitar contra los oprimidos y contra los luchadores, pues, además de tener el descaro de introducir un eufemismo como “homicidios colectivos” para referirse a las masacres, y de declarar duelo nacional por la muerte del infausto ministro Holmes Trujillo (el responsable político de la matanza de septiembre del año pasado en Bogotá, entre muchas otras atrocidades), ahora pone de Ministro de Defensa a Diego Molano [1], cuyo único “mérito” es ser miembro del Centro Democrático y, quien tiene la misión de continuar las políticas de sus predecesores como el refuerzo de las FF.AA y el ESMAD, la nefasta y perjudicial política de erradicación forzosa con glifosato, la descarada negación de la putrefacción interna en las FF.MM, su total arrodillamiento a los EEUU y su política de ataque a la soberanía nacional de Venezuela y la constante violación a la soberanía nacional colombiana(que  entre otras se concreta, en la permanencia de los soldados, espías y asesores yanquis y sus bases militares en el territorio nacional), así como el desconocimiento de las amenazas, masacres y asesinatos a los líderes sociales y excombatientes.

En esta dirección, otro hecho que corrobora la política de Duque es el anuncio que hizo hace un par de semanas donde menciona que “habrá una metodología única de análisis, que tendrá como base fundamental las cifras que reposan en la Fiscalía y su capacidad investigativa” quitándole autonomía al trabajo de terreno y recopilación de datos que ha hecho la Defensoría del Pueblo desde el año 2017. Iván Cepeda y Angela María Robledo en un derecho de petición, enviado al Carlos Camargo (director de la Defensoría del pueblo) el 5 de febrero de 2021, alertan que es una maniobra para "disminuir la magnitud del problema que estamos atravesando" en materia de violencia, ya que los registros de la Fiscalía en cuestión de masacres y asesinatos a líderes sociales es considerablemente menor.

 Pandemia y masacres

 El 2020 dejó un saldo aterrador de 61 masacres con 381 víctimas. De los 22 departamentos donde ocurrieron estos hechos terribles, fueron: Antioquia (con 21 masacres y 81 víctimas), Cauca (13 masacres y 53 víctimas), Nariño (9 masacres y 42 víctimas) –lugares donde la mayoría de su población está conformada por campesinos, indígenas y afros– y Bogotá (con 3 masacres y 37 víctimas), donde acontecieron la mayor cantidad de muertes, según reportes de Indepaz.

Imagen: http://www.indepaz.org.co/informe-de-masacres-en-colombia-durante-el-2020/


 La población más afectada en cuanto a masacres ha sido la juventud, recordemos: En varios municipios del departamento de Nariño, los ocho jóvenes de Samaniego, en Leiva a los dos niños de 12 y 17 años en su trayecto a la escuela, a los tres jóvenes indígenas pertenecientes al resguardo Canawari en Pueblo Viejo, en Cali, Llano Verde los cinco niños afro, en el Cauca a dos hermanitos que caminaban de una vereda a otra, a los 14 jóvenes en Bogotá a manos de la policía; todo esto acompañado de un discurso que estigmatiza y persigue la juventud, como puede verse reflejado con la amenaza que hace poco recibió Francisco Vera al niño ambientalista de tan solo 11 años. Estos ataques y asesinatos a la juventud buscan intimidar y erradicar su justa lucha por cambiar la situación actual en la que viven[2], y su papel de vanguardia y convocatoria en las últimas luchas que se han presentado en el país.

La crisis social y económica que trajo la pandemia al país, produjo una desmovilización importante de la población, que en 2019 se movilizó masivamente contra las medidas del gobierno y en repudio al régimen de terror uribista, esto fue aprovechado para profundizar la ofensiva del terror hacia los líderes sociales, activistas y excombatientes, ya que al estar dispersos no han podido realizar y organizar acciones de masa para exigir la protección de la vida y en contra de estos asesinatos, masacres y amenazas. En otras palabras, el inicialmente débil y desprestigiado gobierno de Duque ha sabido aprovechar la desgracia de la inmensa mayoría de la población para fortalecerse, y no sólo contraatacar en el terreno económico y social -como con las reformas laboral, pensional y tributaria en curso-, sino que sacó ventaja para apuntalar su proyecto de restauración de ese régimen de terror. Como se advierte con el panorama de masacres y asesinatos, así como con el proceso de concentración creciente del poder, poniendo en instituciones claves de control como la Procuraduría (Margarita Cabello) y la Defensoría del pueblo (Carlos Camargo) a sus fichas, las cuales trabajan en equipo con el perro sabueso que tiene en la Fiscalía (Francisco Barbosa).

Las centrales obreras, FECODE, las organizaciones sociales y populares -indígenas, afro, de mujeres, de jóvenes, ecologistas, etc.-, las organizaciones y personalidades que se reclaman de izquierda o democráticas, tienen la obligación de coordinarse y unir esfuerzos para retomar la movilización y así frenar esta sangría e impedir que se consolide el régimen de terror uribista.

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 FUENTES:

·         Informe de Masacres en Colombia durante el 2020 – 2021 – Indepaz

·         https://www.eltiempo.com/justicia/delitos/masacres-en-colombia-quienes-son-las-personas-que-han-sido-asesinadas-en-el-2021-564969

·         https://pares.com.co/2020/09/16/la-noche-de-los-lapices-una-amenaza-que-no-desaparece/

·         Inicio de año más violento en Colombia desde 2016, según la JEP | Noticias | teleSUR (telesurtv.net)

·         https://www.eltiempo.com/justicia/conflicto-y-narcotrafico/acuerdo-de-paz-con-farc-asi-ha-cambiado-el-conflicto-armado-en-cuatro-anos-550900

·         https://cnnespanol.cnn.com/2020/08/17/que-hay-detras-de-las-masacres-de-jovenes-en-colombia/

·         https://pbs.twimg.com/media/Etd8S_eWQAQ2DNb?format=jpg&name=medium / https://pbs.twimg.com/media/Etd8S_eXcAEu089?format=jpg&name=medium

·         (7) Así sucedieron más de 30 masacres en Colombia en lo que va de 2020 | Videos Semana - YouTube

·         En 2019 hubo 36 masacres en Colombia, la cifra más alta desde 2014: ONU | EL ESPECTADOR

·         https://www.lafm.com.co/colombia/once-concejales-abandonaron-argelia-cauca-por-amenazas

 



[1] Era el director del Departamento Administrativo de Presidencia

[2] Para ampliar sobre la situación por la que atraviesa la juventud lo invitamos a consultar el artículo: Cacerolazo en linea: A UN AÑO DEL ASESINATO DE DILAN CRUZ: LA REBELIÓN DE UNA GENERACIÓN QUE SE RESISTE AL NO FUTURO

sábado, 6 de febrero de 2021

La pandemia en Colombia: voracidad capitalista, servilismo e ineptitud del gobierno Duque


El gobierno y los medios de comunicación se han ocupado de repetirnos una y otra vez que las altas cifras de contagio y muerte por Covid-19 en el país son consecuencia de la irresponsabilidad ciudadana, ¡mienten!. Mienten sistemáticamente para ocultar que la responsabilidad de la crisis sanitaria y económica que estamos padeciendo es del gobierno, de sus mezquinas decisiones y de una burguesía nacional e imperialista que tienen como único objetivo seguir haciendo negocios, enriqueciéndose así sea a costa de la muerte de miles de personas.

 Con más de 2 millones de contagiados y 55 mil muertes, Colombia -como han indicado los rankings internacionales- es uno de los países que de peor manera ha encarado el manejo de la pandemia en el mundo. Lo que eso ha supuesto para la población trabajadora es, en el mejor de los casos, un empobrecimiento sin precedentes, y en las peores circunstancias enfrentar el hambre, la enfermedad y la muerte. Con tasas de desempleo que llegaron al 20%, una cifra de muertes que duplica la población que pereció en una catástrofe como la de Armero en 1985, un nivel de contagio que se encuentra entre los más altos a nivel mundial y con limitadas esperanzas de acceder a una vacuna, el gobierno Duque nos quiere hacer creer que ha hecho un manejo excepcional de las circunstancias.

 

Las medidas de Duque para contener la emergencia económica: plata por montones… para los banqueros

 Duque y sus esbirros se pavonean con total arrogancia diciéndonos que su inversión en el manejo de la pandemia para 2020 fue de 117 billones de pesos (equivalente al 11% del PIB), sin embargo, en un estudio del Observatorio Fiscal de la Universidad Javeriana se denunció que según los contratos y las cuentas presentadas la cifra apenas llegaba a 2,7 billones a junio de ese año (es decir, solo el 0,25 % del PIB); de los restantes de 114 billones de pesos no se tienen reportes.

 Realmente la mayoría de esos recursos estuvieron destinados al sistema bancario, por un lado, como garantías de crédito, es decir, para proteger a los bancos de posibles impagos. Por otro, los dueños del capital financiero, se beneficiaron de créditos del Banco de la República por 13 billones de pesos. Es decir, mientras en el país 1 de cada 5 trabajadores perdían el empleo porque el gobierno Duque no otorgó a tiempo subsidios a las nóminas de las pequeñas empresas y no entregó ayudas económicas a las familias trabajadoras más carenciadas; los Sarmiento Ángulo (Grupo Aval), el Grupo Empresarial Antioqueño (Bancolombia), los Gillinski (Sudameris, Servibanca) y los demás sátrapas dueños del sistema bancario nacional se repartían los dividendos acumulados (ganancias que les corresponden a los empresarios según cada acción de la empresa que posean), que para el mes de septiembre de 2020 ya eran de casi 25 billones de pesos. Como si fuera poco los fondos privados de pensiones, de los que también son dueños estos parásitos, reportaron ganancias por 27 billones de pesos, aún así no le aseguran una pensión a ningún colombiano.

 Mientras la pobreza y el hambre han crecido en el mundo por efecto de la pandemia, los multimillonarios se han hecho aún más ricos, no han perdido nada, han seguido ganando por montones. Solo en Colombia –según cifra de Oxfam con estimaciones de las cifras disponibles en Forbes y ONU-, las fortunas de tres billonarios (Sarmiento Ángulo, Gillinski y Santo Domingo) han crecido en cerca de 10 billones de pesos; dinero con el cual se podrían entregar cerca de 2 millones de pesos a más de 5 millones de trabajadores pobres.

 Que un pequeño comerciante o un pequeño empresario decida protestar por la implementación de una cuarentena es consecuencia de esa política económica, que un trabajador informal, un vendedor ambulante salga a exponer su salud y su vida en la calle es resultado de esa política económica, que 300 familias acampen frente a la Alcaldía Local de Ciudad Bolívar en Bogotá reclamando ayudas económicas porque mueren de hambre en sus casuchas de los cerros es resultado de esa política económica, del desprecio e indolencia de la clase social burguesa y de las medidas que su gobierno, el patético gobierno Duque, ha tomado o se ha negado a tomar. 

 

Una reforma tributaria en los planes y una reforma laboral en los hechos

Duque y su ministro Carrasquilla, con su cinismo característico, ahora nos dicen que por el dinero que le han entregado al sistema financiero existe un hueco fiscal que deben solucionar, que se requiere una nueva reforma tributaria y su novedosa propuesta es que la tenemos que pagar nosotros, la clase trabajadora, nuevamente proponen incrementar el cobro del IVA y ampliarlo a todos los productos de la canasta básica familiar. Mientras en países como Argentina se han implementado impuestos a las grandes fortunas y existen cada vez más economistas en el mundo que reclaman ese tipo de medidas, el gobierno uribista sigue demostrando que es el gobierno de la gran burguesía, de la oligarquía, y que es incapaz de tomar una medida que la pueda afectar, por el contrario está dispuesto a esquilmar al pueblo trabajador hasta la última gota de sangre.

 Los grandes empresarios desde la pasada reforma tributaria ganaron grandes excepciones en impuestos, sin embargo los escuchamos quejarse en los medios de comunicación porque supuestamente pagan impuestos muy altos, también mienten. Una persona perteneciente al 10% más rico en la Unión Europea paga en promedio 21.3% de sus ingresos en impuestos, en Estados Unidos 14% y en Colombia apenas el 5%. Estos «pobres empresarios» son los mismos que reclaman que es necesario que los trabajadores vuelvan a las fábricas, almacenes, obras o cultivos, no les importa la economía del país, mucho menos la salud de sus empleados, eso es un cuento, se preocupan exclusivamente por sus ganancias. Su presión por reabrir la economía y no ofrecer ninguna ayuda al pueblo trabajador también es responsable de la situación actual de crisis. 

 Esos burgueses insaciables son los que también reclaman una reforma laboral y pensional, el gobierno Duque se las ha concedido soterradamente. El decreto 1174 va en esa dirección, es una clara contrareforma laboral que entró en vigencia desde el pasado 1 de febrero. Este decreto formaliza el trabajo por horas, liquida la posibilidad de pensionarse ampliando el sistema de BEPs (Beneficios Económicos Periódicos, que permite mesadas pensionales por debajo del salario mínimo) y sigue engordando el negocio de los fondos privados de pensiones, deja abierta la posibilidad del despido sin indemnización, profundiza las condiciones de inestabilidad laboral y por todo ello liquida las posibilidades de asociación y sindicalización.

 

La crisis sanitaria: denuncias contundentes del talento en salud y servilismo de Duque ante las transnacionales farmacéuticas 

 Pero el gobierno no solo es responsable de la crisis económica, la crisis de salubridad no es un cruel destino que estábamos condenados a soportar, ha sido también consecuencia de la insensatez e ineptitud de Duque y sus ministros. El gobierno uribista no ha atendido los reclamos y recomendaciones de los trabajadores de la salud, aún hoy en distintas regiones del país los médicos, enfermeras, auxiliares de enfermería, personal de seguridad y servicios generales en los hospitales laboran sin condiciones de bioseguridad adecuadas, con salarios adeudados de tres o cuatro meses y en una condición de exposición infame que ha cobrado la vida de más de 150 de ellos. Las comunidades científicas y médicas han reiterado que con la pandemia ha quedado demostrado que el sistema de salud en Colombia es un desastre, que desde la entrada en vigencia de la ley 100 –promovida por el entonces senador Álvaro Uribe-, pasó de ser un sistema público de salud a ser un negocio de unos cuantos empresarios, que privilegian sus intereses económicos por encima de la prevención y atención de los pacientes.

 Agremiaciones como el Colegio Médico de Bogotá han denunciado como los gobiernos -tanto el nacional como los locales-, han mentido con las cifras de ocupación de las camas UCI, en ciudades como Bogotá existió a comienzos de este año un colapso del sistema hospitalario, la demanda de camas UCI sobrepasó la oferta, por lo que se tuvieron que trasladar pacientes desde Bogotá a ciudades como Barranquilla y Cartagena. La respuesta del gobierno a estas denuncias ha sido mantener las condiciones de precarización laboral del talento en salud, apoyar una reforma del sistema que propone concentrarlo y monopolizarlo aún más (Proyecto de ley 010 de 2020). Duque y su ministro de salud Fernando Ruíz entregaron la realización de las pruebas Covid a las EPS y han sido un completo fracaso, el país nunca ha llegado a las cifras que se requieren para la detección temprana y el seguimiento de los contagios. Sin importar esos resultados ahora les entregan la aplicación de las vacunas, que posiblemente lleguen al país en algún momento.

 Que hoy tengamos plan de vacunación, página para el plan de vacunación y hasta la fecha ninguna vacuna también es responsabilidad de la política servil de Duque, en este caso con las grandes empresas farmacéuticas imperialistas (Pfizer, Aztrazeneca, Jonhson & Jonhson, Moderna, GlaxoSmithKline, Merck o Sanofi). El gobierno uribista se negó a votar a favor de la iniciativa de Sudáfrica y la India en la OMC (Organización Mundial del Comercio) para que las patentes de las vacunas fueran de acceso libre y así pudieran ser producidas por los laboratorios de muchos más países en el mundo, de este modo también en ese escenario se puso del lado de los monopolios empresariales y en contra de una solución global y solidaria a la pandemia. El gobierno Duque también se ha negado a constituir una alianza con los países de la Latinoamérica para negociar en mejores condiciones ante las farmacéuticas, rechazó desde el comienzo de la pandemia las propuestas de la comunidad científica colombiana que reclamaban una inversión en ciencia y tecnología que recuperara las capacidades del país para producir vacunas, que podrían habilitar un trabajo conjunto con países como Brasil, Argentina y México para desarrollar una estrategia para la solución al acceso de la vacunas en la región.

 El gobierno tampoco se interesó en negociar con los rusos y chinos por su supeditación a los dictados de las trasnacionales imperialistas, tan solo ahora, cuando esas transnacionales le pagaron sus servicios dejándolo último en la fila de entregas, ahora, cuando el programa Covax de la OMS -que fue creado para el acceso a las vacunas de los países pobres del capitalismo- tampoco le asegura una dosis, ha decidido sentarse a negociar la vacuna Sputnik V del instituto de investigación ruso Gamaleya y las vacunas chinas producidas por Sinopharm, CanSino y Sinovac. Si en Colombia empieza algún día el programa de vacunación es muy probable que sea con estas vacunas. A Duque se le puede recordar el adagio popular: «así paga el diablo, a quien bien le sirve».

 

Alternancia educativa en Colombia: entre la mentira y la indiferencia

   No conformes con tan nefasto panorama la ministra de educación María Victoria Ángulo decreta la vuelta a la presencialidad en los colegios públicos y privados del país y la alcaldesa de Bogotá Claudia López hace lo mismo para la capital. Desde el Ministerio se han llenado la boca diciendo que han invertido 400 mil millones de pesos en recursos para el retorno a las aulas en los colegios públicos, ¡mienten!, suman peras con manzanas pues incluyen dineros que son destinados habitualmente para programas como el de alimentación escolar, realmente solo han invertido 64 mil millones, que equivale a un gasto de 2 millones de pesos por institución educativa en el país[1], con esos recursos ni siquiera se adecúa una batería sanitaria, en esas condiciones y con cifras de contagio que están por encima de los 9 mil casos diarios y una ocupación de camas UCI muy superior al 50% –cifra que según las comunidades científicas permitiría un retorno seguro- quieren que maestros y estudiantes regresen a las clases.

 El gobierno ha desarrollado cálculos de cuánto requiere invertir en la infraestructura educativa y tiene la plata para hacerlo, pero no lo hace y no lo hará porque prefiere tener debilitado el sistema de educación pública y responsabilizar de su crisis al gremio docente, hacerlo ver ante la población como quien se niega al retorno a las aulas, en últimas prefiere conducir a los profesores, los estudiantes y sus familias a la exposición, como lo ha hecho con el talento en salud.

 Más aún plantean un retorno a las aulas para los sectores sociales que tienen peores condiciones de vulnerabilidad, estudios a nivel mundial han planteado una y otra vez que quienes mueren por Covid están en los sectores más carenciados de la clase trabajadora, negros y latinos en Estados Unidos, estratos 1, 2 y 3 en países como el nuestro. Lo que los expertos llaman condicionamientos sociales para la enfermedad no son más que las circunstancias de pobreza y exclusión a las que se ven sometidas las familias que envían sus hijos a las instituciones escolares públicas. Gobierno y empresarios presionan para la reapertura de colegios no por su preocupación en los niños sino para que la mano de obra femenina que ha sido expulsada del mercado laboral durante la pandemia o ha tenido que asumir de forma más amplia las labores del cuidado en los hogares, vuelva a las fábricas. Su altruismo se corresponde nuevamente con su vil interés.

 

Las tendencias bonapartistas y fascistas del gobierno uribista avanzan

 Las vidas de los trabajadores colombianos no valen nada para el gobierno y los empresarios, son cifras, estadísticas, les da lo mismo que sean 5 mil o 50 mil, lo que realmente les importa es mantener su caja de ingresos funcionando. Que es de esa manera se expresa también con el asesinato de líderes sociales y las masacres que no cesan, Duque y sus ministros no se inmutan al salir diariamente a decir que los asesinatos son consecuencia del narcotráfico, del ELN y las disidencias de las FARC, mientras las bandas paramilitares asesinan defensores de derechos humanos, ambientalistas o dirigentes campesinos defensores de la sustitución de cultivos. Duque expresa su menosprecio por los miles de muertos cuando declara duelo nacional por la muerte del ministro de defensa Holmes Trujillo -comandante de la fuerzas militares y de policía que cometieron la masacre de jóvenes el pasado mes de septiembre- pero poco y nada dice o hace por esas miles de familias que han sido víctimas de la pandemia o la violencia política, solamente nos repite una y otra vez sus estribillos del supuesto éxito de su gobierno. 

 Duque se ha ocupado de colocar en todos los entes de control a sus partidarios y amigos, ahora da un paso adelante para borrar las alarmantes cifras de asesinatos de líderes sociales en el país, le ha indicado a su defensor del pueblo, el acusado de corrupción Carlos Camargo, que las cifras de líderes asesinados solo pueden ser publicadas por la fiscalía general de la nación, a cargo de su amigo y escudero el fiscal Francisco Barbosa. La fiscalía históricamente ha entregado cifras menores de líderes asesinados y se ha ufanado de esclarecer los asesinatos que investiga, la falsedad de sus declaraciones y la ineficacia de sus acciones se demuestra en que la matanza no ha parado. Esta nueva jugadita del uribismo en el poder no tiene otro fin que pretender acabar con el problema negando que existe.

 El nepotismo ya es una marca registrada del uribismo, así como pusieron sus fichas en la fiscalía, la contraloría, la procuraduría y la defensoría del pueblo, ahora lo hacen en el Banco de la República donde nombraron a Bibiana Taboada, cuyo mayor merito para el cargo es ser hija de la ex - ministra del interior y de trabajo Alicia Arango, circunstancia similar se presentó con el nombramiento del nuevo ministro de defensa Diego Molano, quien fue presentado por Duque como idóneo para el ministerio porque es hijo de un militar, nació en un hospital militar y estudió en un colegio militar. El nuevo ministro se reacomoda de cargo para seguir repitiendo el mismo coro de Duque y el fiscal sobre los asesinatos de líderes, la ilustre codirectora es una nueva ficha que el gobierno pone para limitar la autonomía del Banco.

 

¿Qué respuesta debemos dar los trabajadores a esta situación?

 Los científicos, médicos, enfermeras y sus agremiaciones son hoy la vanguardia en el enfrentamiento a la política del gobierno, debemos reconocerles ese lugar, exigir a las centrales obreras y a las direcciones políticas y del movimiento de masas que rodeen al talento en salud, que constituyan en torno suyo un frente de lucha común para lograr revertir las crisis sanitaria y económica que estamos atravesando. 

 El planteamiento de «Colombia, un solo hospital» que han sostenido las comunidades científicas y médicas responde a la necesidad de centralizar la prevención, detección y atención para enfrentar la pandemia. Un plan de vacunación, por ejemplo, debe responder a ese horizonte, no puede entregarse al caótico y fracasado modelo de las EPS. Los reclamos de los profesionales de la salud van en dirección de derogar la ley 100 y avanzar hacia un sistema de salud público estatal, que como ha quedado demostrado a nivel mundial es el mecanismo de política social que realmente puede hacerle frente a una crisis como la actual. Eso supone romper con la privatización del sistema de salud y con la precarización a la que ha sido sometida su personal.

 En lo inmediato han venido haciendo énfasis en la prevención, sostienen que es necesario mantener las cuarentenas, las normas de distanciamiento social y de protección personal, pero eso, han subrayado, no funciona si no se plantean las políticas para combatir los condicionamientos sociales que amplían las posibilidades de contagio de la enfermedad, por ello han sostenido la necesidad de la «renta básica». Sus consignas son hoy las consignas que mejor responden a las circunstancias y por ello deberían ser apoyadas decididamente por todo aquel que se precie de tener un carácter progresista y democrático.

 Son estos mismos científicos y personal de salud los que frente al problema de la vacunación han planteado que es necesario que las negociaciones con las transnacionales farmacéuticas tienen que ser transparente ante la población, los dineros con los que se negocia son públicos y por tanto también tienen que serlo los términos de contratación. Se debe presionar al gobierno para que las negociaciones se den de cara a la sociedad, para que respalde las iniciativas para hacer públicas las patentes y para negociar de forma mancomunada con los otros países de la región ante las farmacéuticas, para que invierta los dineros en ciencia y tecnología que nos permita actuar de forma conjunta también en la producción, administración y distribución de vacunas, el gobierno no hará nada de esto sino actuamos masivamente a favor de los reclamos que estas comunidades y asociaciones han venido haciendo.    

 En materia económica los trabajadores colombianos estamos en mora de tomar como consignas la «renta básica» y el «salario mínimo para las mujeres que desarrollan las labores del cuidado en los hogares», pero además necesitamos luchar por la derogatoria del decreto 1174, combatir la política económica del gobierno Duque y torcerle el brazo para que la reforma tributaria quite las exenciones tributarias a los ricos e imponga un impuesto a las grandes fortunas, dinero tienen y por montones, que sean ellos los que paguen la crisis, porque son ellos y su avaricia la que de fondo explica la debacle social, económica y sanitaria actual.

 El llamado que debemos hacer a la centrales obreras y a las direcciones políticas del movimiento de masas es a que se coloquen al servicio de la defensa de estas políticas, que convoquen a la unidad de acción en torno a la agremiaciones médicas y científicas, que se constituya un frente común con ellas, pero no simplemente con declaraciones públicas, es necesario que se establezca un plan de acción que conduzca a un proceso de movilización, que sea constante, contundente y que responda a las condiciones de salubridad de forma responsable. Es necesario convocar para ello un gran encuentro nacional en defensa de la salud, de la vida y por la superación de la crisis económica para las familias trabajadoras.

 Un plan de ese carácter solo se puede alcanzar si se logran articular los distintos sectores que han salido a luchar en los últimos años, por eso se requiere un encuentro amplio y democrático, que tome como ejemplo las acciones desarrolladas por la Minga indígena el año anterior, que demostró que se pueden hacer acciones de masas contundentes, que presionen al gobierno y que cuenten con mecanismos de control de la salubridad.

  

¡Por un frente único de lucha encabezado por los profesionales y trabajadores del sector salud!

¡Por un encuentro nacional en defensa de la salud y la vida, para la superación de la crisis económica!

¡Por un plan de lucha para torcerle el brazo al gobierno Duque!

¡Por el salario mínimo para las mujeres que desarrollan las labores del cuidado en los hogares!

¡Renta básica ya!

 


[1]Así lo plantea una investigación citada por el experto en educación Julián de Zubiría https://www.youtube.com/watch?v=CoEUcxccOAQ e investigaciones citadas por el presidente de la Fecode William Velandia https://www.youtube.com/watch?v=PT80DixTJVs

 

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