«Como lo dispusimos con @IvanDuque, las personas de las finanzas, contabilidad, recursos humanos, administración, mercadeo, es decir, todo el back office seguirá en teletrabajo. Los únicos que saldrán del aislamiento serán los operarios de industrias y los obreros de construcción”.
Marta Lucía Ramírez, tweet 22 de abril.
El gobierno uribista de Duque, privilegiando los intereses económicos de unos cuantos capitalistas y no la salud de los colombianos, mantuvo abierto hasta el 19 de marzo el Aeropuerto El Dorado y el tráfico aéreo en todo el país, 13 días después del ingreso del primer contagiado con Covid-19, esa decisión hizo posible la propagación del virus y la emergencia sanitaria consecuente; hoy contamos con 5379 contagiados y 244 personas muertas. La responsabilidad política de esa catástrofe es del gobierno nacional.
Nuevamente esos intereses económicos son los que motivan al gobierno a implementar su «reapertura gradual de la economía». La vicepresidenta Marta Lucía Ramírez, con su cinismo de clase, lo deja claro en su tweet: no todos vamos a exponer la vida. Los parásitos que viven del trabajo de los otros como Jaime Alberto Cabal presidente de Fenalco (Federación nacional de comerciantes), Rosmery Quintero presidenta de Acopi (Asociación colombiana de pequeños industriales), los Sarmiento Ángulo (dueños del grupo Aval), el grupo empresarial antioqueño (dueños del grupo Bancolombia) o los Santo Domingo (accionistas de Bavaria, D1) seguirán veraneando en sus casas de campo o en sus mansiones en el norte de Bogotá; ninguno de ellos viajará en el transporte público, irá a la obra o a la fábrica con mil o dos mil compañeros, tendrá que hacer fila en las urgencias de un hospital para poder acceder a un respirador artificial si se contagia y llega a estar gravemente enfermo.
Es la clase trabajadora, somos miles de obreros los que vamos a volver a laborar sin contar con los mecanismos adecuados de protección contra el virus, sin que el país tenga la capacidad de aplicación y análisis de pruebas de detección masiva del Covid-19, sin haber ampliado la capacidad hospitalaria instalada y sin haber dado, al menos, las garantías de bioseguridad para los trabajadores de la salud. Esto supone, que con cualquier aumento de los casos de contagio, las muertes por falta de una infraestructura de atención médica crecerán exponencialmente, es decir, nos llevan como borregos al matadero.
Existen compañeros trabajadores que están dispuestos a ir a exponerse a esa condena, pero eso tiene una explicación: ¡hay hambre en los barrios! y cuando falta el plato de comida en la mesa, cuando nuestros niños padecen hambre, estamos dispuestos a dar la vida misma. Nuevamente la responsabilidad de esa situación es del gobierno Duque que ha hecho lo que ha estado en sus manos para colocarnos contra la pared y que terminemos apoyando su criminal «apertura gradual».
Duque gobierna al servicio de una pandilla de explotadores, es su representante. Por eso no llegan mercados a nuestros barrios y se pone en riesgo el pago de nuestros salarios o se pierden tantos puestos de trabajo cada día, porque el dinero público que sale de nuestro trabajo y del pago de los impuestos el gobierno se lo entrega a banqueros nacionales y extranjeros, a los terratenientes y a la burguesía en general que incrementa su riqueza aún en tiempo de pandemia, es por eso también que ni siquiera llegan los préstamos a las pequeñas y medianas empresas causando despidos masivos. También por eso ha aprovechado la pandemia para imponer un paquetazo de medidas anti-obreras.
El levantamiento de la cuarentena no puede quedar en
manos de nuestros verdugos. No son Duque, su ministro de salud Fernando
Ruíz o los distintos representantes de la burguesía que aparecen en los
medios de comunicación, los que deben tomar esa decisión, tampoco son los
alcaldes y gobernadores que ahora capitulan a las presiones de la burguesía
para «reabrir la economía», que reprimen en los barrios los justos
reclamos del pueblo trabajador. Claudia López, por ejemplo, ha deslegitimado
las protestas barriales y ha pasado a reprimirlas con el Esmad, y lamentablemente
aunque oponiendo cierta resistencia y discutiendo el ritmo, finalmente aceptó
aplicar la «apertura gradual» de Duque. Quienes deben orientar cualquier medida
sobre la cuarentena son los científicos y los trabajadores de la salud
siguiendo las experiencias que han sido efectivas en la contención de la
pandemia a nivel internacional.
¡Que las decisiones las tomen los científicos y el personal de salud!
¿Qué dicen los científicos? La viróloga y microbióloga Beatriz Parra ha planteado que no se cuenta con la información requerida para relajar la cuarentena pues no se han realizado las pruebas de contagio suficientes. Los hechos corroboran esa posición. La ciudad con más contagiados es Bogotá, en ella se realizan únicamente 2.000 pruebas diarias y se tienen represadas cerca de 3.000 por falta de reactivos, no son muchas más las que se realizan a nivel nacional , por lo que no se tiene una estadística confiable del desarrollo de la epidemia.
El gobierno nos dice que se crearán protocolos de seguridad para evitar el contagio de los trabajadores que regresemos a fábricas, empresas y construcciones, pero a esta altura ni siquiera se les ha asegurado esa protección a los trabajadores del sector salud. El personal médico tiene en este momento 306 casos de positivos para Covid-19, es decir, el 6.7% de todos los casos en el país. Tal hecho no se puede explicar sólo porque ellos estén en la primera línea de atención, es consecuencia de que no se les han dado los equipos de protección en bioseguridad indispensables para desarrollar su labor. En algunos casos ni siquiera se les han pagado los salarios atrasados o se les despide por solicitar hacerse la prueba de contagio.
Los conocedores del sistema de salud en Colombia advierten que no se cuenta con las herramientas para enfrentar un incremento de los contagiados. En el caso de Bogotá sólo se tiene la cuarta parte de los respiradores necesarios para responder al pico de la pandemia, es decir, si ese pico llega de forma más prematura porque se relaja la cuarentena y el virus se extiende de manera exponencial como puede suceder a partir de la «reapertura gradual», no se tiene la capacidad para atender la demanda de camas hospitalarias. La epidemióloga Zulma Cucunubá asegura que si se retoma la vida social como antes se tendrían tres contagios adicionales por cada infectado.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) advierte que
en América Latina lo peor está aún por venir, no hemos llegado aún al pico de
la pandemia y acelerar su llegada nos conduciría a situaciones como las que se
padecen hoy en Ecuador, país en el que ni siquiera la infraestructura funeraria
da abasto. Si no escuchamos a los científicos y nos guiamos por las estupideces
que salen a decir los voceros de los explotadores y el gobierno como la
senadora uribista María Fernanda Cabal enfrentaremos una catástrofe aún peor a
la que estamos viviendo.
¡Cuarentena sí, pero sin hambre!
El pueblo trabajador tiene hambre, pero no tendría porque ser así, los trabajadores hemos creado riqueza suficiente para afrontar la crisis generada por la pandemia, para atravesarla sin padecer la miseria y la muerte a la nos quieren condenar Duque y la burguesía colombiana. No nos dejemos engañar con el falso dilema según el cual sólo hay dos alternativas: mantener la cuarentena y morirnos de hambre o volver a trabajar para «reactivar la economía» y así tener con qué comer.
Lo que hay detrás de este falso dilema es el interés de que un puñado de ricachones no quieren dejar de ganar lo que venían ganando o que incluso quieren aprovechar la crisis para ganar todavía más, como pasa ahora con los bancos. Nosotros sostenemos que existe una tercera alternativa: colocar todos los recursos y riquezas de la sociedad al servicio del bienestar común, y no del lucro privado; así se podría hacer realidad la consigna de los barrios populares: ¡cuarentena sí, pero sin hambre¡, y enfrentar la pandemia desde una perspectiva científica en favor de la humanidad.
Lo que debemos hacer es exigir que esos recursos y
riqueza se distribuyan entre la población con una renta básica mensual, que
dineros como los que Duque entregó a los bancos -13.5 billones de pesos-, pasen
directamente a los hospitales, clínicas y laboratorios, a la compra de mercados
y al pago de una renta básica mensual a cada trabajador, lo mismo se puede
hacer con los dineros que pagamos a la banca mundial por la deuda externa que
equivale al 54% del PIB nacional. Nosotros invitamos a defender un programa de
emergencia para afrontar la crisis como el que hemos venido sosteniendo desde
este espacio (que usted puede conocer en el siguiente link:
https://cacerolazoenlinea.blogspot.com/2020/04/programa-de-emergencia-contra-duque-y_12.html).
La única salida es la lucha organizada
A pesar de la dura situación que vivimos es posible luchar para exigir garantías y defendernos, prueba de ello y ejemplo a seguir son los trabajadores que viven en cientos de barrios populares y comunas que con su auto-organización, con sus bloqueos y con sus ruidosos cacerolazos nos muestran el camino. En ellos el trapo rojo ondea como bandera, como expresión de rabia, pero también de dignidad y de deseo de lucha.
Ejemplo son también aquellos que están en primera línea de la batalla contra la pandemia, los médicos y trabajadores de la salud, quienes ofrecen todo su empeño por cuidarnos pero también vienen realizando plantones y acciones de protesta contra los contratos precarios, los malos salarios y por el acceso a la protección de bioseguridad necesaria.
Una actitud de lucha semejante la vimos inicialmente en los inmigrantes, los vendedores ambulantes e informales, los trabajadores de la construcción, y los presidarios que han protestado legítimamente por condiciones de salubridad necesarias para protegerse de la pandemia al interior de las cárceles y por ello fueron impunemente masacrados. Lucha continua es la de los líderes sociales y los defensores de DDHH que también siguen siendo impunemente asesinados en todo el territorio nacional -15 de ellos durante la cuarentena, 71 líderes sociales en total y 20 excombatientes de las FARC-.
Quienes están resistiendo nos han mostrado sobradamente que hay formas de lucha en medio de esta difícil situación. Lo que falta es la decisión política de las grandes direcciones para fortalecerlas y unificarlas. Es urgente que todas las direcciones que confluyeron en el histórico paro del 21N, las que constituyeron el Comité Nacional de Paro: centrales obreras, organizaciones campesinas, indígenas, estudiantiles, feministas, partidos de izquierda y de oposición al gobierno; asuman su responsabilidad y rodeen de solidaridad y apoyo a todos los sectores que vienen resistiendo, que coloquen su organización y sus recursos para favorecer la coordinación unitaria de estas luchas.
Muchos de quienes protestan en los barrios populares son los padres y madres de familia de los niños y jóvenes que estudian en los colegios oficiales, y en universidades públicas. Gran tarea corresponde a la dirección de Fecode, de la ADE y demás sindicatos regionales de colocarse al servicio de estas luchas; también a ASPU y sus distintas seccionales. Los profesores de base debemos exigir a los dirigentes asumir esta tarea.
Desde CACEROLAZO en línea llamamos a denunciar y rechazar la «apertura gradual» de Duque, necesitamos la mayor unidad de los de abajo para buscar revertir esa irresponsable y criminal medida carente de garantías, y exigir la práctica de una cuarentena como lo reclama la comunidad científica y los barrios populares.
Hagamos el llamado a que el Comité Nacional de Paro
considere positivamente la propuesta hecha por Gustavo Petro: «convocar al
primer cacerolazo en cuarentena». Sí, un gran cacerolazo nacional, que sea
parte de un plan nacional de lucha. Es urgente, es necesario, y si las
direcciones lo llaman e impulsan con fuerza, sería posible. Un buen momento
para llevarlo a cabo, como ha planteado la CUT, sería el próximo viernes
Primero de Mayo, Día Internacional de los Trabajadores. Los dirigentes tienen
la palabra.
Bogotá, 26 de abril del 2020