Los
Estados Unidos parecen destinados por la Providencia para plagar la América de
miseria a nombre de la libertad.
Simón Bolívar
(1783-1830)
En medio de miles de muertos y millones de contagiados
por el CODIV 19, el gobierno de Donald Trump ha decidido desplegar un
gigantesco operativo militar sobre las costas del hermano país de Venezuela,
con el argumento de “combate al narcotráfico”. Esta acción del imperialismo más
poderoso del planeta, en momentos en los cuales las naciones necesitarían unir
esfuerzos para salvar vidas y enfrentar la pandemia, devela la crisis de un
sistema que se alimenta del olor nauseabundo de la destrucción y la guerra.
Esta agresión militar se da luego de que el régimen
yanqui imputó cargos por “narcotráfico” y ofreció millonarias “recompensas”
contra Maduro y otros altos mandos venezolanos. Así pretenden, además,
disfrazar el ataque con el manto de una “operación antinarcóticos”. Como si no
fuera que el gran negocio capitalista de los narcóticos se da fronteras adentro
de Estados Unidos, y que del mismo se beneficia especialmente la gran banca
imperialista.
Estados Unidos es por hoy uno de los principales
productores de marihuana, cuyas ventas ascendieron a casi 9.000 millones de
dólares y se estima que para el 2021 las ventas alcanzarán los 21.000 millones
de dólares, según Tom Adams, director de BDS Analytics, que hace seguimiento a
la industria del cannabis. En un artículo de James Petras titulado “How Drug
Profits saved Capitalism"[1]
plantea que “los beneficios de la droga, en el sentido más básico, se aseguran
mediante la capacidad de los cárteles de lavar y transferir miles de millones
de dólares al sistema bancario norteamericano. De acuerdo con los registros del
Departamento de Justicia norteamericano, un banco sólo, el Wachovia Bank
(propiedad hoy de Wells Fargo), lavó 378.300 millones de dólares entre el 1 de
mayo de 2004 y el 31 de mayo de 2007 (The Guardian, 11 de mayo de 2011). Todos
los bancos principales de los EE. UU. han hecho de socios financieros activos
de los cárteles asesinos de la droga”[2].
El guion del “combate al narcotráfico” nos recuerda el
cuento usado por Bush sobre las “armas químicas y de destrucción masiva” de
Sadam Husseim, que le valió el apoyo del imperialismo mundial y de las
burguesías lacayas como la colombiana. Pero luego las tales “armas de
destrucción masiva” no aparecieron por ninguna parte, pero el país sí quedó
destruido y su petróleo fue saqueado.
La guerra contra las drogas se ha convertido en el
vehículo principal de colonización y militarización de América Latina. Un
vehículo financiado e impulsado por el gobierno norteamericano y alimentado por
una combinación de falsa moral e hipocresía. Para la muestra un botón,
Colombia, el primer país productor de coca, es hoy con 12 bases militares
gringas en su territorio, la punta de lanza del imperialismo contra los pueblos
de América Latina, en especial contra Venezuela.
Está en curso una de las mayores crisis que ha
enfrentado la humanidad: La combinación de una pandemia que ya ha matado a más
de 100.000 personas y contagiado a más de un millón y medio, con una crisis
económica que podría conducir a una depresión peor que la del 30. Este contexto
hace que la decisión de Trump de agredir ahora a Venezuela sea vista como lo
que es, un acto de brutal piratería.
No caigamos en el engaño del discurso “en defensa de
la democracia” y “contra los narcóticos”, el fondo de la decisión del
imperialismo yanqui es incrementar la presencia militar en la región con el fin
de asegurar sus intereses hegemónicos en el hemisferio, eliminar todo atisbo de
independencia destruyendo el régimen chavista en Venezuela perpetuar su dominio
sobre los inmensos recursos económicos de América Latina y el Caribe, hoy en
franca disputa con potencias emergentes como China y Rusia. Hoy a Estados
Unidos le interesa reforzar más aún su control y opresión sobre América Latina
cuando se dispone, junto con todos los burgueses, a hacerle pagar a los
trabajadores y a los pobres los platos rotos por la pandemia y por la crisis de
su economía capitalista.
Como se denunció desde Cuba: “El Comando Sur
norteamericano, en marzo del 2018, hizo pública una información sobre su
estrategia para nuestra región en los próximos diez años, los principales
«peligros» o «amenazas» identificadas y el modo de enfrentarlas. Así mencionó a
Cuba, Venezuela, Bolivia, «la lucha contra el narcotráfico», redes ilícitas
regionales y transnacionales, mayor presencia de China, Rusia e Irán en América
Latina y el Caribe…”[3]
La escalada del imperialismo contera Venezuela no
cesa, desde el fracasado intento de golpe de estado en el 2002 contra Chávez,
pasando la orden ejecutiva del “democrático” Obama declarando a Venezuela como
una “amenaza extraordinaria e inusual a la seguridad nacional y política
exterior estadunidenses”, el genocida bloqueo que ha causado el desplazamiento
de 4 millones de venezolanos según datos de ACNUR, y ha supuesto pérdidas de 350.000
millones de dólares en producción de bienes y servicios entre 2013 y 2017, lo
que equivale a entre 8.400 y 12.100 dólares por cada venezolano o al Producto
Interior Bruto (PIB) de aproximadamente un año y medio[4].
Detrás de la campaña yanqui contra Venezuela hay
razones geoestratégicas. El amo del norte jamás perdonó ni perdonará a los
gobiernos responsables del fracaso del ALCA, (Tratado colonizante de libre
comercio), a los gobiernos que promovieron la integración latinoamericana,
centroamericana y caribeña contra los dictados de Washington. Las campañas
contra los gobiernos de Chávez y Maduro, contra Evo Morales, Rafael Correa, los
Kirchner, Daniel Ortega, Dilma Rousseff y Lula tiene el trasfondo de erradicar
esos “malos ejemplos” de gobiernos que independizaban a sus países del imperio
y que usaron gran parte de los recursos derivados del auge de las materias
primas, para armar un entramado de bienestar social, brindando vivienda, salud
y educación a los sectores más necesitados de la población.
La política de Estado del conjunto de la oligarquía
yanqui para recuperar su dominación sobre América Latina, concentra en Donald
Trump y su gobierno, la faceta más criminal. Al genocida bloqueo y las ilegales
sanciones contra el pueblo venezolano, Trump ordena una escalada militar, con
el desplazamiento de poderosos barcos de guerra, aviones espía y miles de
tropas estadounidenses, cerca de las costas de Venezuela.
Estados Unidos con más de medio millón de contagiados,
cerca de 20.000 muertos en su mayoría de la comunidad latina y afrodescendiente[5],
es hoy el epicentro de la pandemia, por eso, esta ofensiva militar, empieza a
ser duramente cuestionada en su interior, como una forma de ocultar la “mortal
mala gestión”[6]
del gobierno frente al COVID 19, siendo la demostración más dramática de un
sistema decadente y putrefacto que debe ser erradicado antes de que nos
conduzca a la barbarie.
Estados Unidos, como bien lo pronosticó el libertador
Simón Bolívar, continuará si no lo impedimos con su rol de gendarme colonizador
violando cada vez que la plazca la soberanía nacional de los pueblos de América
Latina y del mundo.
Como buen lacayo Duque no tardó en apoyar la agresión,
y anunciar la participación junto con otros 23 países en la quinta fase de la
llamada Operación Orión, que más allá del pretexto de la lucha contra el
narcotráfico, constituye realmente la participación de Colombia en la agresión
militar contra Venezuela. El apoyo a esta demencial acción dada por el gobierno
de Iván Duque, pone sobre el tapete el papel servil que históricamente ha
desempeñado la oligarquía colombiana, al colocar al país como portaviones del
imperialismo en América Latina.
Duque tiene el cinismo de sumarse al ataque yanqui a
Maduro por “narcotraficante” cuando a ojos de todos los colombianos quedó claro
que para llegar al gobierno este gobierno contó con el apoyo activo de narcos
como el Ñeñe Hernández así como lo hiciera en el pasado reciente su mentor
Álvaro Uribe. Habla del combate al narcotráfico, cuando no dudo en apoyarse en
el grupo narco paramilitar de los rastrojos para que el autoproclamado Guaidó
cruzara la frontera para atacar a Venezuela.
Para los trabajadores y pueblo pobre de Colombia, esta
posición del gobierno uribista de Iván Duque que pretende conducirnos a una
guerra con nuestro hermano pueblo de Venezuela es sencillamente un acto
criminal, como lo es el sistemático asesinato de líderes y lideresas sociales,
que bajo su nuevo gobierno se ha disparado. Criminal fue no cerrar el
aeropuerto el Dorado a tiempo para contener los contagios importados. Y si de
atacar a alguien por criminal se trata, qué decir del uribismo que fue gestor
de la ley 100 cuyo resultado es la destrucción del sistema de salud pública en
Colombia, creador de EPS – IPS que hoy se enriquecen con la salud de los
colombianos, que sobre explota a los médicos y paramédicos con contratos
precarios, y ahora los conduce a la muerte sin mecanismos de protección para
enfrentar la pandemia. Criminal es no garantizar a las familias pobres
condiciones dignas de alimentación y vivienda para hacer la cuarentena.
Criminal es estar facilitando a los capitalista la reapertura de empresas, para
que puedan seguir obteniendo ganancias con la explotación de los trabajadores,
así eso signifique llevar al matadero de la pandemia al trabajador y su
familia.
La exigencia del cese inmediato de toda acción bélica
contra Venezuela, el levantamiento del brutal bloqueo contra su pueblo, así
como el respeto a la soberanía de los pueblos, debe ser la posición de todos
los trabajadores, demócratas y luchadores revolucionarios del continente y del
mundo. Quien no se coloque del lado del pueblo agredido contra el imperialismo
agresor y sus cómplices, quien no esté por la derrota de los ejércitos
invasores, en este caso el colombiano, pasara al basurero de la historia como
el traidor a la causa de la libertad.
Saludamos a todos aquellos que se han pronunciado
contra esta nueva agresión, a los miembros del parlamento colombiano que han
pedido explicaciones a Duque por su apoyo al gobierno yanqui, a los compañeros
de la CUT y demás sectores políticos y sindicales que han repudiado esta
acción.
La escalada de Estados Unidos contra Venezuela exige
ir más allá; resulta urgente que la CUT y el Comité Nacional de Paro encabecen
el llamado a la más amplia unidad de acción con todos aquellos que acuerden en
rechazar la agresión imperialista a Venezuela, en defender su soberanía, y en
repudiar que el gobierno uribista de Duque comprometa a Colombia en tal ataque
a una nación hermana.
¡Retiro inmediato de las
fuerzas desplegados por el ejército yanqui sobre las costas venezolana!
¡Cese del criminal
bloqueo y de las sanciones ilegales contra Venezuela y Cuba!
¡Suspensión por parte del
gobierno colombiano de toda maniobra que atente contra la soberanía de
Venezuela!
¡Retiro de las doce bases
militares de yanquis del territorio colombiano!
Retiro inmediato de
Colombia de la llamada Operación Orión, y uso ya de esos recursos económicos y
logísticos para enfrentar la pandemia, dar alimentación a la población más
pobre mientras esta dure, pagar salarios adeudados a personal médico y
paramédico, y dotarlos de recursos requeridos para sus labores.
[1] https://cnnespanol.cnn.com/2018/02/01/marihuana-legal-estados-unidos-industria-auge/
[2] https://www.sinpermiso.info/textos/el-papel-de-wall-street-en-el-narcotrfico-negocio-boyante
[3] http://www.granma.cu/mundo/2018-08-09/bases-militares-de-eeuu-en-america-latina-y-el-caribe-el-plan-suramerica-09-08-2018-17-08-04
[4] https://actualidad.rt.com/actualidad/305334-consecuencias-economicas-bloqueo-financiero-venezuela
[5] https://elpais.com/sociedad/2020-04-09/el-coronavirus-mata-mas-a-los-hispanos-en-nueva-york.html
[6] https://www.newsweek.com/trump-administration-drug-venezuela-operation-distract-coronavirus-1496044?em
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