viernes, 26 de junio de 2020

Comunicado Asociación Nacional de Trabajadores del Sector Aéreo y de Servicios Aeroportuarios – ANTSA






Buenas tardes,


Como es sabido por ustedes, en el momento en el que, vía correo electrónico enviamos la petición con asunto “reunión sindical”, también le copiamos a las distintas organizaciones que representan a los trabajadores en la compañía y les propusimos tres criterios o ejes que pensamos deben mantenerse al momento de analizar la coyuntura y de tomar decisiones: I) continuidad de los puestos de trabajo, II) garantía del ingreso salarial, III) no permitir que la situación generada por la pandemia sea aprovechada para justificar la pérdida de derechos laborales. Todo esto, relacionado con la prioridad del bienestar y garantías a los trabajadores y trabajadoras, especialmente en este momento donde prima la incertidumbre y donde es primordial que se priorice la vida sobre el lucro. Además, la mayoría de afiliados de nuestra organización están cobijados por el acuerdo de formalización laboral del 31 de octubre de 2017, sin olvidar que antes de este, el ministerio de trabajo le permitió a la empresa encubrir un despido masivo, realizar una reestructuración donde redujo costos laborales, principalmente en el área de Operaciones Terrestres, le suspendió multas e investigaciones, le permitió deshacerse de personal enfermo y prácticamente destruir las organizaciones sindicales que nacieron para enfrentar la tercerización laboral mediante cooperativas de trabajo asociado de donde aún tenemos muchos procesos administrativos y judiciales pendientes.

Por otra parte, en los conversatorios lo que se ha hecho es dar información, pero sin ningún soporte ni cifras que se puedan corroborar, ante lo cual, para poder plantear nuestras propuestas, hemos solicitado datos concretos sin que hasta ahora hayamos obtenido respuesta alguna. De allí podemos concluir que por parte de la empresa hay una comunicación que, como siempre, es un monólogo vertical, informándonos decisiones ya tomadas, con argumentos que son cuestionables, pues sabemos que, por ejemplo, carga está operando con un buen número de aviones de pasajeros adaptados, con vuelos chárter cuyo costo es mayor, por un lado, y por otro, la disminución de los costos operacionales ante todo por el sacrificio de los trabajadores que atemorizados firmaron las solicitudes de las licencias, por lo que no todo han sido pérdidas, como quizás se quiere hacer ver. Además de lo anterior, también queremos mencionar que no estamos de acuerdo con la estrategia de siempre, que es la de la manipulación a través de las emociones, como el miedo y la incertidumbre, haciendo llamados a la solidaridad de los trabajadores hacia la compañía sin ninguna consideración de esta hacia los trabajadores y acudiendo a frases como “ponerse la camiseta” y la “familia Avianca”, que en estos momentos han servido de justificación para pedir el sacrificio de miles de empleados que en la mayoría de los casos no están en posición de disponer de sus salarios y que están diariamente viviendo con el pánico ante la posibilidad de perder sus puestos de trabajo. Ahora bien, lo descrito anteriormente no quiere decir que no se tenga disposición de trabajar de manera conjunta con la empresa, sino que, lo que planteamos es la importancia de establecer un diálogo donde ambas partes tengan la posibilidad de proponer a partir del conocimiento y análisis de la situación. Nos negamos a aceptar que la empresa nos coloque contra la espada y la pared, teniendo que cargar con todo el peso de la crisis sin considerar ninguna solución intermedia.

Por lo anteriormente expuesto, partiendo de que en la normativa la licencia no remunerada es un beneficio del trabajador solicitado al empleador y no al revés, considerando, además, la circular No. 27 de 2020 emitida por el Ministro de Trabajo el pasado 29 de marzo, consultando con nuestros afiliados y previo análisis jurídico, la organización sindical ratifica el no estar de acuerdo con el denominado plan de postulación para solicitar licencias no remuneradas, teniendo en cuenta que esta opción no se contempla en la circular No.0021 emitida por el Ministerio del Trabajo el 17 de marzo de 2020. Consideramos que no es una opción viable, en tanto, por un lado, resulta el peor escenario posible en medio de una pandemia mundial, donde es esencial el mínimo vital para el trabajador y su familia, y por otro, porque se estaría coaccionando a los trabajadores a irse por el camino en el que menos podrían exigir por sus derechos teniendo en cuenta la volatilidad de la situación. Lo anterior, nos lleva a concluir que, contrario a lo que se ha afirmado en varios conversatorios, las licencias no remuneradas no pueden ser la mejor solución, y que, en cambio, con información detallada y datos, se podrían tomar mejores decisiones para garantizar el bienestar de trabajadoras y trabajadores dejando claro que respetamos la decisión de quienes decidan acogerse, por tal razón, solicitamos nuevamente se aclare ante los empleados que no todas las organizaciones sindicales están en consenso con dicha medida.
Por último, reiteramos nuestro compromiso y disposición de estar atentos a la notificación para, cuando las condiciones lo permitan, regresar a nuestros puestos de trabajo y desde allí contribuir en sacar adelante la compañía por 100 años más.

Atentamente,

ASOCIACION NACIONAL DE TRABAJADORES DEL SECTOR AEREO Y DE SERVICIOS AEROPORTUARIOS ANTSA

Testimonio de trabajadora de base de Avianca, en pie de lucha




Desde Cacerolazoenlinea, en función de divulgar las denuncias de la clase trabajadora, reproducimos a continuación el testimonio anónimo de una compañera trabajadora de Avianca, en medio del injusto y brutal ataque que esa patronal adelanta actualmente contra las condiciones de vida de quienes la han enriquecido durante años:




(…) Yo no tengo experiencia, no conozco mucho de leyes, pero no hay que ser  abogado… sí leer e instruirse y aprender un poquito para defenderse y no comer lo que ellos nos quieren meter. En abril acepté la licencia… en mayo también… en junio… por “apoyar”, por “ayudar”, ¿por qué? Porque uno es un lambón, pero finalmente somos tantos los empleados de Avianca, que ellos ni siquiera se van a tomar el minuto de decir quién fui yo para la empresa, cuánto tiempo llevo, qué hice por Avianca y qué desempeño tuve. Simplemente soy un código, una firma. Como usuario de Avianca, en el momento en que llegue mi terminación de contrato con toda seguridad no van ni a leer mi nombre, o apenas será una mención, pero no más y me van a despedir.

Pero donde no hay una calidad humana, talento humano no existe… es tan global y es tan grande que ni se preocupan por el ser, ni por la persona, ni por nada, solamente por producir… y el día de ayer lloré tanto… con el correo de una licencia a largo plazo. Yo decía: “nos están echando, pero disimuladitamente”. ¡Nos van a echar un año, un año para la casa sin nada! Y con suspensión es la misma cosa: en la casa y sin nada. Entonces llamé al compañero del sindicato, porque yo dije “no más, y estoy decidida y no voy a firmar licencias; no voy a hacer nada, y que tenga que ser lo que se venga, pero por ley, por lo legal. Que me den lo que me corresponde por el tiempo, no los incentivos que ellos quieren dar de un millón de pesos entre 3 y 5 años; y realmente el 90% de la compañía estamos en este rango, porque los antiguos que vienen de Copava, de Aces, de tercerizados o de cooperativas que ni siquiera les respetaron la antigüedad, solamente el contrato que viene ahorita que rige directamente con Avianca, entonces estamos hablando prácticamente de todo mundo. Llamé al compañero del sindicato y le dije “¿qué hago? Ayúdeme. Yo no conozco mucho, no sé mucho, pero a mí no se me hace justo”. Yo pensaba: “yo renuncio voluntariamente”. Pero nunca me imaginé que iban a dar cagados incentivos de eso. Pensaba: “renuncio y me voy con lo que me corresponde legalmente, y el amigo del sindicato me decía: “tampoco tiene que dársela regalada; ganamos, perdemos, pero al menos damos la pelea”. Entonces decidí: “peleemos, o sea ya es el momento”. Avianca no está quebrada, no se va a quebrar, está acogida de ese capítulo 11         [ley de quiebras]. Avianca tiene con qué liquidarnos, pues plata sí tienen. Entonces… me puedo ir estos 4 meses… hasta noviembre… pero no sé cómo, qué voy a hacer, cómo voy a sobrevivir, porque yo vivo sola, porque tengo gastos, porque tengo deudas, y no se las voy a dejar tan fácil. Entonces decidí pertenecer al sindicato, para ganar alguna ventaja, o sea, creo que eso me puede ayudar, en el caso de que en noviembre me digan: “muchas gracias por todo, no se le renueva el contrato”. Si estoy afiliada tendré manera de pelear ya que ellos alegarán “es justa causa, no se renueva el contrato”, porque es algo que ellos pueden hacer y ya “chao, para la casa”.

Ayer hicimos una llamada con seis compañeras, de la oficina que no pertenecemos al sindicato. Y con toda seguridad el pensamiento mío es lo que nosotras hablamos. Y una mentó del sindicato. Y le contesté “Yo me quiero meter”, y otra dijo “yo también”. Averigüé y me dijeron que de nada nos sirve si no estamos en un fuero que nos dé más protección,  y Avianca nos podría echar. Pero mi siguiente reflexión fue: “al menos estamos en el sindicato, quizás exista la posibilidad que alguien de allá vea nuestro caso, nuestro proceso, la antigüedad que llevamos y que algo se pueda hacer”. Llevamos mucho tiempo trabajado para la empresa, pero directamente para Avianca apenas unos tres años, y ellos sólo tienen en cuenta ese tiempito. Una compañera dijo lo mismo, que daba lo mismo estar o no estar en el sindicato, porque si finaliza el contrato Avianca está en todo su derecho a no renovar. Pero yo le dije que estaba firme en mi idea. Las otras compañeras preguntaron qué más beneficios podían obtener y qué podíamos hacer para estar en el sindicato. A lo que respondí: “¿ustedes se imaginan que nosotros diez estemos en el sindicato?”, me refería a los diez compañeros de la oficina. ¡Eso sería genial! Que los diez digamos “sí nos metemos”, y nos vayamos a suspensión de contratos… Ahí hay algo que es ya la unión de un grupo, no de una persona, sino que nos podemos apoyar. ­

martes, 23 de junio de 2020


Vayamos al grano con Vicentin, expropiemos.




Durante los cuatro años del gobierno de Macri pasaron cosas, ninguna buena para los laburantes; entre ellas, el caso de la cerealera Vicentin, entramado que se encuentra en la cima de las noticias.

El proceso de vaciamiento de esta empresa es un botón de muestra del dispositivo de saqueo perpetrado por el anterior gobierno junto a sus empresarios: una cadena de favores donde los eslabones son Mauricio Macri, el ex presidente del Banco Nación González Fraga y Sergio Nardelli, dueño de la compañía.


Esta cadena de favores entre amigos es un montaje que consta de:

• Vicentin, que fue la empresa que más plata le dio a Macri para sus campañas electorales, pide préstamos al estado por 400 millones de dólares, endeudando a la empresa con la banca pública (Nación, Provincia, Ciudad, BICE). Aunque no presenta los avales necesarios para un crédito de semejante tamaño (20% del total que puede prestar el Banco Nación), Macri le devuelve los favores recibidos y González Fraga lo autoriza. 





• Acopio y venta de granos de pequeños productores y cooperativas que nunca cobraron. Según Claudio Soumoulou, presidente de Asociación de Cooperativas Argentinas, principal entidad de productores acreedora de Vicentin, la empresa le debe a su entidad más de 90 millones de dólares.

• Operaciones comerciales “legales” de sus filiales en Paraguay y en Uruguay para “triangular” sus exportaciones sin pagar las retenciones que cobra nuestro país, más contrabando de su producción hacia esos destinos desde sus propios puertos sobre el Paraná, más operaciones truchas con empresas con sede en Panamá para fugar la guita a cuentas offshore.


Con las enormes ganancias que le garantizaba este montaje, ¿por qué Vicentin quedó al borde la quiebra? Porque sus propietarios habían decidido “cambiar la línea de negocios” y dedicarse a la especulación financiera con los dólares que ya habían fugado, más la plata que no le pensaban pagar a ninguno de los acreedores privados ni al estado, más la venta de la “joya de la abuela”, la fábrica de biodiesel y derivados de soja Renova (con puerto propio en Timbúes) a la transnacional suiza Glencore, más lo que iban a rapiñar del desguace de la empresa para la vender los pedacitos sobrevivientes, más, más, más.

Esta gran estafa deja vaciada a una compañía dedicada principalmente a la exportación de granos y aceite, a cerca de 2.300 productores en pampa y la vía, y a alrededor de 7.000 fuentes de trabajo directas y 21.000 indirectas (aceiteros, algodoneros, trabajadores rurales, del vino y de la carne), en la incertidumbre laboral. Y a cientos de pueblos ligados a esta empresa y a los trabajadores condenados al empobrecimiento o la desaparición. Todo un genocidio social.

Como todos sabemos, la quiebra de grupos de estas características produce una importante sangría, y cuando hay sangre los primeros en olfatearla son los tiburones que empiezan acechar la presa que se encuentra en estado de debilidad.

Cuando hablamos de estos grandes depredadores nos referimos a grupos monopólicos extranjeros, como Cargill (de capitales yanquis con una facturación de 32.0000 millones de dólares), el Grupo Louis-Dreyfus (de capitales franceses con ventas por más de 20.000 millones), o Cofco Internacional (de capitales chinos), a través de Nidera.

No hace falta aclarar que estos monopolios, que operan en el mercado de granos y alimentos de la Argentina y el mundo, al comerse a Vicentin pasarían a tener mayor poder para determinar todo el negocio en el ámbito nacional. Además, ya estaban revoloteando para quedarse con el bocadillo algunos buitres criollos ligados al capital financiero, como Manzano.

Por lo tanto, este asunto no se trata solo de un problema jurídico, el cual se puede resolver sin más en los pasillos de los tribunales, como agitan los voceros del PRO o los medios de comunicación afines a estos delincuentes. Todo lo contrario, es una cuestión de una envergadura política muy grande debido a las consecuencias que van a pasar si se permite que este entramado delictivo siga manejando la empresa y se deja transcurrir los acontecimientos sin intervención del gobierno: una deuda incobrable para el Banco Nación, pequeños propietarios y cooperativistas fundidos, obreros sin trabajo y las consecuencias sociales en los pueblos donde se asientan las empresas del grupo Vicentin.

Tampoco debemos perder de vista que la compra de esta empresa por parte de algunos de los tiburones citados sobreviene en mayor concentración y extranjerización del mercado alimentario, un sector muy sentido para la economía nacional.

El gobierno nacional en principio tomó la determinación de intervenir la empresa. Con esta medida trata de evitar un drama social de grandes proporciones, que algunos calificaban como “una segunda Forestal”. Alertamos que la intervención por sí sola no es garantía de que se evite la tragedia.

Por otro lado, se encuentra la promesa por parte de Alberto de presentar un proyecto de expropiación, veremos cuál es su contenido, bajo la órbita de YPF agropecuaria. 

La expropiación de los capitalistas es una decisión progresista, de la cual nosotros estamos a favor. Pero ante los retrocesos en otros temas, como el impuesto a la riqueza, frenar los despidos o no ceder a los buitres en la negociación de la deuda, esperemos que ante este caso el gobierno de Alberto no retroceda. Es decir, que la expropiación no se transforme en un rescate del delincuente Nardelli e indirectamente queden en la nada las responsabilidades de Macri y Gonzáles Fraga.

Así como dijimos que este caso es un botón de muestra del choreo perpetrado entre los capitalistas y el gobierno de Cambiemos, también lo es a la hora de abrir muestras de simpatías entre los laburantes a favor de la expropiación de la empresa.

Un sinfín de gremios, que van desde aceiteros con Yofra y Reguera al frente, camioneros con Pablo Moyano, portuarios, estatales, entre muchos pero muchos otros, sacaron declaraciones apoyando la propuesta de expropiación, así como organizaciones sociales, pequeños productores y cooperativistas.

Como siempre, los que muestran la hilacha y se mantienen firmes hasta el último minuto del lado de los delincuentes son los dirigentes de la CGT, que por ahora bien gracias, cero comentarios.
A fines de enero de este año publicamos en Punto de Partida una nota titulada “La familia Vicentín no sufre «estrés financiero»; son una manga de chorros”, en la que decíamos que estábamos ante una oportunidad histórica para que el estado pueda incidir en la actividad agroexportadora, hoy en manos del capital extranjero asociado a la oligarquía local. Una oportunidad histórica para incidir en un sector fundamental para la mesa de los trabajadores argentinos, ya que hace al costo de los alimentos.

Es hora de la expropiación del grupo Vicentin, bajo el control de sus actores fundamentales, trabajadores aceiteros, camioneros, portuarios, etc., junto a los movimientos sociales y cooperativistas, y planificar su producción en función de las mayorías laboriosas y empobrecidas.

Por último, como dijo el dirigente Daniel Yofra de la Federación Aceitera, “El PRO y la Rural siempre van a defender sus intereses de clase, son generadores de miseria”, y advirtió que la decisión del Gobierno nacional va a generar “fuertes tensiones”, por lo que “hay que estar muy preparado para lo que se viene”.




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