Desde Cacerolazoenlinea, en función de divulgar las denuncias de la clase trabajadora, reproducimos a continuación el testimonio anónimo de una compañera trabajadora de Avianca, en medio del injusto y brutal ataque que esa patronal adelanta actualmente contra las condiciones de vida de quienes la han enriquecido durante años:
(…) Yo no tengo experiencia, no conozco mucho de leyes, pero no hay que ser abogado… sí leer e instruirse y aprender un poquito para defenderse y no comer lo que ellos nos quieren meter. En abril acepté la licencia… en mayo también… en junio… por “apoyar”, por “ayudar”, ¿por qué? Porque uno es un lambón, pero finalmente somos tantos los empleados de Avianca, que ellos ni siquiera se van a tomar el minuto de decir quién fui yo para la empresa, cuánto tiempo llevo, qué hice por Avianca y qué desempeño tuve. Simplemente soy un código, una firma. Como usuario de Avianca, en el momento en que llegue mi terminación de contrato con toda seguridad no van ni a leer mi nombre, o apenas será una mención, pero no más y me van a despedir.
Pero donde no hay una calidad humana, talento humano no existe… es tan global y es tan grande que ni se preocupan por el ser, ni por la persona, ni por nada, solamente por producir… y el día de ayer lloré tanto… con el correo de una licencia a largo plazo. Yo decía: “nos están echando, pero disimuladitamente”. ¡Nos van a echar un año, un año para la casa sin nada! Y con suspensión es la misma cosa: en la casa y sin nada. Entonces llamé al compañero del sindicato, porque yo dije “no más, y estoy decidida y no voy a firmar licencias; no voy a hacer nada, y que tenga que ser lo que se venga, pero por ley, por lo legal. Que me den lo que me corresponde por el tiempo, no los incentivos que ellos quieren dar de un millón de pesos entre 3 y 5 años; y realmente el 90% de la compañía estamos en este rango, porque los antiguos que vienen de Copava, de Aces, de tercerizados o de cooperativas que ni siquiera les respetaron la antigüedad, solamente el contrato que viene ahorita que rige directamente con Avianca, entonces estamos hablando prácticamente de todo mundo. Llamé al compañero del sindicato y le dije “¿qué hago? Ayúdeme. Yo no conozco mucho, no sé mucho, pero a mí no se me hace justo”. Yo pensaba: “yo renuncio voluntariamente”. Pero nunca me imaginé que iban a dar cagados incentivos de eso. Pensaba: “renuncio y me voy con lo que me corresponde legalmente, y el amigo del sindicato me decía: “tampoco tiene que dársela regalada; ganamos, perdemos, pero al menos damos la pelea”. Entonces decidí: “peleemos, o sea ya es el momento”. Avianca no está quebrada, no se va a quebrar, está acogida de ese capítulo 11 [ley de quiebras]. Avianca tiene con qué liquidarnos, pues plata sí tienen. Entonces… me puedo ir estos 4 meses… hasta noviembre… pero no sé cómo, qué voy a hacer, cómo voy a sobrevivir, porque yo vivo sola, porque tengo gastos, porque tengo deudas, y no se las voy a dejar tan fácil. Entonces decidí pertenecer al sindicato, para ganar alguna ventaja, o sea, creo que eso me puede ayudar, en el caso de que en noviembre me digan: “muchas gracias por todo, no se le renueva el contrato”. Si estoy afiliada tendré manera de pelear ya que ellos alegarán “es justa causa, no se renueva el contrato”, porque es algo que ellos pueden hacer y ya “chao, para la casa”.
Ayer hicimos una llamada con seis compañeras, de la oficina que no pertenecemos al sindicato. Y con toda seguridad el pensamiento mío es lo que nosotras hablamos. Y una mentó del sindicato. Y le contesté “Yo me quiero meter”, y otra dijo “yo también”. Averigüé y me dijeron que de nada nos sirve si no estamos en un fuero que nos dé más protección, y Avianca nos podría echar. Pero mi siguiente reflexión fue: “al menos estamos en el sindicato, quizás exista la posibilidad que alguien de allá vea nuestro caso, nuestro proceso, la antigüedad que llevamos y que algo se pueda hacer”. Llevamos mucho tiempo trabajado para la empresa, pero directamente para Avianca apenas unos tres años, y ellos sólo tienen en cuenta ese tiempito. Una compañera dijo lo mismo, que daba lo mismo estar o no estar en el sindicato, porque si finaliza el contrato Avianca está en todo su derecho a no renovar. Pero yo le dije que estaba firme en mi idea. Las otras compañeras preguntaron qué más beneficios podían obtener y qué podíamos hacer para estar en el sindicato. A lo que respondí: “¿ustedes se imaginan que nosotros diez estemos en el sindicato?”, me refería a los diez compañeros de la oficina. ¡Eso sería genial! Que los diez digamos “sí nos metemos”, y nos vayamos a suspensión de contratos… Ahí hay algo que es ya la unión de un grupo, no de una persona, sino que nos podemos apoyar.
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