lunes, 12 de abril de 2021

UNIDAD CON PADRES Y MADRES DE FAMILIA Y ESTUDIANTES PARA RESISTIR LA ARREMETIDA DEL URIBISTA DUQUE

En medio del tercer pico que arrojó un promedio de 11.640 contagios en los últimos 7 días, llegando a 14.509 el pasado 10 de abril, la ministra de educación y el ministro de salud, expidieron la circular externa 026, en la que ordenan la “apertura de los colegios” sin importar las deficientes condiciones de bioseguridad y de infraestructura de las instituciones educativas. La circular llega al extremo de negar no sólo a los gobiernos escolares sino también a las secretarias de educación y a los gobiernos regionales la facultad de hacer “cierres preventivos de las instituciones educativas” quedando el gobierno nacional como el único autorizado a permitirlos. Así se agrava el rasgo autoritario y antidemocrático que ha profundizado este gobierno uribista durante la pandemia, en detrimento del cuidado de la salud pública.

En el caso de Bogotá, epicentro de la pandemia, la administración distrital en cabeza de Claudia López y de la Secretaría de Educación, bajo todo tipo de amenazas y chantajes, que se asemeja más a los rasgos autoritarios del gobierno nacional que a lo anunciado en su campaña para la alcaldía, presiona para que a partir del martes 13, los colegios de la ciudad, regresen a la presencialidad bajo la modalidad de alternancia

En este marco, es urgente que el magisterio en unidad con padres y madres de familia y estudiantes, nos dotemos de una política para resistir a esta nueva arremetida del gobierno de Duque en favor del capital, en detrimento del derecho a la salud y a la vida, y que, unidos, reivindiquemos el verdadero derecho a la educación en las condiciones que impone la actual situación de pandemia. Debemos acoger la experiencia y recomendaciones de la comunidad científica, en el sentido de que, mientras no alcancemos la inmunidad de rebaño, la proporción entre el trabajo presencial y el trabajo en casa, debe ser inversamente proporcional a la evolución de la pandemia y en todo caso, previa implementación del 100% de las medidas de bioseguridad en las instituciones educativas. Esto es a mayor contagio, menor presencialidad, a menor contagio, mayor presencialidad; y en momentos de los picos como el de ahora, la presencialidad debe ser CERO.

Por el derecho de los trabajadores y del pueblo pobre a la vida y a la educación, derrotemos la nefasta política del uribista Duque.

En el mundo nos acercamos a los 3 millones los fallecidos por la pandemia. El hecho que la humanidad, en pleno siglo XXI, haya resultado tan vulnerable ante el Covid-19, tiene un responsable central: el sistema capitalista imperialista mundial. No se podría explicar el monumental desastre sin tener a la vista lacras propias del capitalismo como: el imponer la obtención de ganancias y más ganancia para el capital como el supremo criterio rector de las prioridades de la sociedad; la irracional depredación de la naturaleza motivada por el ánimo de lucro; el descomunal salto en la inequidad, desigualdad social y pobreza; y la criminal opresión de los países ricos sobre los pobres.

Y es que la pandemia que ha significado la enfermedad para millones, la muerte para centenares de miles no es democrática, los mayores damnificados son las poblaciones pobres, los negros, los migrantes, los mayores, los afectados por comorbilidades. Así mismo la crisis económica, que aceleró la pandemia, golpea con más brutalidad a los trabajadores y pobres del mundo, mientras un puñado de mega millonarios se enriquecen aún más.

En nuestro país, la pandemia no solo encontró un sistema de salud público destruido por la voracidad de unos cuantos capitalistas contribuyendo a elevar sustancialmente el número de muertes, muchas de ellas evitables; también encontró un sistema de educación pública desfinanciada, en crisis, con un déficit de más de 73 billones de pesos al 2017, con instituciones sin agua potable, sin baterías de baño, sin conectividad, etc., que ha impedido cualquier grado de presencialidad que la situación epidemiológica hubiera permitido. Tampoco se apoyó seriamente la educación no presencial. Ni el gobierno nacional ni los regionales apoyaron a las familias, garantizando equipos y conectividad para todos los estudiantes, ni la renta básica de por lo menos un salario mínimo que protegiera a sus familias. Tal circunstancia ha significado que miles de estudiantes hayan tenido que combinar sus actividades académicas con la incorporación al mercado de trabajo, otros, por la precariedad de sus recursos, no hayan podido acceder a eso que el gobierno llama «virtualidad», no tienen computador o tableta, conexión fija a internet o datos. La desigualdad en materia educativa se acrecienta y condena a esta generación a una evidente limitación en sus procesos formativos.

En el caso de los maestros de los colegios oficiales, colocaron todo de sí, creando de un día para otro todo un sistema de educación remota, sin haber sido preparados para ello, y sin contar con el suficiente apoyo del Estado, usando sus propios recursos: su casa, sus servicios públicos, su internet, sus computadores (que en muchos casos tuvieron que contratar y comprar a las carreras), usando sus horas de descanso, afectando la atención a sus propias familias, y dando un paso al frente para estar en la primera línea del apoyo a los estudiantes y a sus familias, trabajando en equipo con estas, y en no pocos casos en condiciones de precariedad laboral, (como es la situación de los docentes de los colegios privados), lograron paliar la situación, para no dejar que se perdiera del todo el año escolar.

Sin embargo, Duque y su partido se han dedicado a estigmatizar a FECODE y al magisterio, lo que ha conducido al incremento de las amenazas y asesinatos de maestros. Ataques que dan continuidad y buscan el objetivo de destruir la fuerza de FECODE, como lo hizo con la Minga Indígena, con los jóvenes que salieron a protestar contra la violencia policial, contra los líderes de restitución de tierras o defensores de los derechos humanos, en fin, contra todos aquellos que le opongan resistencia en un intento por evitar cualquier proceso de articulación y organización de la lucha contra la brutal ofensiva de la rosca oligárquica en el poder.

Duque y su gobierno pretenden responsabilizar a los maestros de la penosa situación en que se encuentran nuestros los niños y sus familias, afectados en todos los terrenos, desde los académicos, pasando por los socioafectivos, del incremento de la violencia intrafamiliar, del abuso sexual, del reclutamiento de jóvenes por los grupos armados etc. No nos llamemos a engaños, el gobierno no pretende resolver estos problemas que son producto de las causas estructurales de desigualdad, de las condiciones de miseria y falta de oportunidades que la pandemia ha agudizado pero que no son nuevas.

La verdad que el gobierno oculta, es que el objetivo de abrir los colegios, responde al interés de liberar la mano de obra de aquellos miembros de las familias que han tenido que quedarse en casa para atender a los estudiantes, en su mayoría mujeres, para que esté disponible para la explotación por parte de los empresarios; y para acrecentar la masa de desempleados creando mayor presión para que estos acepten condiciones más precarias de trabajo. Recordemos que con su decreto 1174 Duque legalizó y entregó a los patronos nuevas herramientas para ultra-precarizar y sobre-explotar a los trabajadores (trabajo por horas). La circular también está hecha a la medida de la necesidad de los mercaderes privados de la educación, del transporte, de los contratistas del PAE, etc. Esta ofensiva es pues una medida más de este gobierno en la dirección de favorecer los intereses del capital, en detrimento de los de las masas populares en estos tiempos de pandemia y crisis económica.

Por ello, desde las bases del magisterio debemos llamar a la dirección de  FECODE a poner en el centro de su accionar -más allá de la mera reivindicación sindical-, la organización de  padres de familia, estudiantes y profesores, para unidos exigir el derecho a la educación pública y al buen ejercicio de la profesión docente, lo que en la actual situación de pandemia significa: primero, brindar a la comunidad educativa todas los recursos necesarios para el desarrollo, en condiciones dignas, de la porción de educación que continúe bajo la modalidad no presencial (empezando por garantías de conectividad gratuita y universal); y, segundo,  entregar de emergencia todos los recursos económicos, humanos y materiales  para crear las condiciones previas que garanticen las medidas de bioseguridad adecuadas para la porción de la educación que pueda comenzar a pasar a la modalidad presencial, siempre que el curso de la pandemia lo permita.

De esta manera, en un frente compuesto por profesores, padres de familia y estudiantes, podremos contrarrestar la pretensión del gobierno y del ministerio de educación de dividir a la comunidad educativa, enfrentando a las familias de los estudiantes con los docentes, haciéndoles creer que los responsables del deterioro de la educación pública durante la pandemia ha sido el magisterio; vil maniobra gubernamental para ocultar su responsabilidad al haber privilegiado durante la pandemia los intereses de los grandes empresarios sobre los de las familias y los hijos de los trabajadores y los pobres.

El pliego de peticiones y la estructura organizativa de FECODE, al servicio de la lucha y la movilización.

FECODE es la federación sindical más grande del país, tenemos el reto -como en otros momentos de la historia política del país-, de contribuir a derrotar la nefasta política del uribista Duque. Colocar como primer punto del actual pliego de peticiones la lucha por las condiciones previas y la conectividad.  Así mismo, junto a la comunidad médica, y los trabajadores de la salud, que son hoy en día la primera línea en la defensa del derecho a la vida, levantar la consigna COLOMBIA UN SOLO HOSPITAL, la exigencia de la vacunación gratuita y universal, la liberación de las patentes y por encima de todo, impedir que la vacunación caiga en manos privadas, como pretenden ya algunos mercaderes de la salud.

FECODE debe también junto con el movimiento sindical, las organizaciones sociales, indígenas, juveniles, campesinas, y otras, sumarse y jugar un papel protagónico en la lucha por la renta básica de un salario mínimo y sin condiciones para todos los que la necesiten, por reclamar que el Estado les reconozca pago salarial a las miles de mujeres que por efectos de la pandemia han tenido que asumir el cuidado del hogar y el apoyo al proceso educativo de sus hijos; así mismo, la lucha contra la reforma tributaria, laboral y pensional que ya está en curso, por juicio y castigo a los responsables de los asesinatos de líderes sociales y masacres, de los mal llamados falsos positivos, de los que bombardean indiscriminadamente niños y niñas, víctimas del abandono del Estado.

Para que esto se haga realidad, es necesario que las fuerzas políticas y sociales que tienen presencia en las organizaciones sindicales, depongan sus intereses particulares, depongan actitudes sectarias y divisionistas y defiendan el sindicato, como una organización de frente obrero para luchar contra el patrón y contra el gobierno, y no como un instrumento para fortalecer los distintos proyectos políticos y personales. Defender al interior del sindicato la democracia sindical, entendida como la participación activa y consciente de las bases en la toma de decisiones, es lo que puede hacer la diferencia, entre un sindicato para la lucha y un sindicato para la conciliación con el patrón.

Y así, de manera unitaria, intensificar en colegios, lugares de trabajo y barrios la preparación democrática y por la base del paro nacional convocado por las Centrales Obreras y el Comité Nacional de Paro para el próximo 28 de abril, contra el uribista gobierno de Duque y sus medidas antiobreras y antipopulares.

En cada colegio, en cada vereda, en cada municipio, juntémonos con padres y estudiantes para organizar la lucha por el derecho a la vida y el derecho a la educación.

En contra de las acusaciones del gobierno, a los maestros si nos importa la suerte de los niños y de sus familias, es por eso que a lo largo y ancho del país se desarrollan iniciativas que van desde campañas de solidaridad, hasta procesos organizativos que buscan arrancarle al gobierno condiciones reales que garanticen el derecho a la educación.

Un ejemplo de ello son los maestros de Puerto Caldas, un municipio de Risaralda que fue noticia en estos días por el brutal desalojo de la comunidad de San Isidro, ellos desde comienzo de año, se organizaron junto con los padres, y estudiantes para exigirle a la Secretaría de Educción de Pereira desde agua potable hasta el nombramiento de funcionarios (secretarios y vigilantes) para garantizar el proceso de matrícula y la protección de la institución. Han realizado mítines al frente de la alcaldía, constituido mesas de trabajo, reuniones con la comunidad en la que participan hasta los exalumnos que vienen desde otras localidades a defender el derecho a la vida y a la educación.

Por su parte los profes del Fernando Mazuera ubicado en la localidad de Bosa en Bogotá, desde el año pasado crearon un comité de solidaridad desde el cual vienen trabajando en campañas de apoyo a la comunidad, en la entrega de mercados y guías para las familias más vulnerables y este año están adelantando un derecho de petición exigiendo a la Secretaría de Educación equipos y conectividad para más de 2.000 familias, al tiempo que iniciaron el proceso de discusión de la exigencias previas para un eventual regreso a la presencialidad en el momento en que la evolución de la pandemia lo permita defendiendo el respeto a la autonomía institucional y  el derecho del gobierno escolar en cada institución a decidir si abre o no una porción de presencialidad.

Estos y otros ejemplos los deberíamos replicar en cada rincón del país, y juntos con la comunidad organizarnos para resistir a la ofensiva del uribista duque que pretende descargar el peso de la pandemia y de la crisis brutal crisis económica, sobre los trabajadores y pobres de Colombia.

11 de abril del 2021

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